Un equipo internacional de astrónomos ha realizado un descubrimiento asombroso: un planeta solitario, que vaga por el espacio sin una estrella anfitriona, posee un campo magnético tan potente que genera sus propias auroras. El hallazgo, centrado en el objeto SIMP J01365663+0933473, desafía nuestra comprensión sobre la formación de estos espectáculos de luces cósmicas.
Ubicado a solo 20 años luz de la Tierra, este «planeta errante» tiene una masa aproximadamente 13 veces superior a la de Júpiter. Su característica más sorprendente es un campo magnético más de 200 veces más fuerte que el de Júpiter. Este poderoso campo fue detectado por primera vez a través de ondas de radio utilizando el observatorio Very Large Array (VLA) en Nuevo México.
Tradicionalmente, las auroras, como las que vemos en la Tierra, son el resultado de la interacción entre el campo magnético de un planeta y el viento solar emitido por su estrella. Sin una estrella que lo bañe con partículas cargadas, la pregunta es inevitable: ¿cómo es posible que este planeta solitario tenga auroras?
Los científicos proponen una hipótesis fascinante. La causa podría ser la presencia de una luna o incluso otro planeta en órbita a su alrededor. De manera similar a cómo la luna Ío de Júpiter, con su intensa actividad volcánica, alimenta las auroras del gigante gaseoso, un satélite de este planeta errante podría estar proporcionando las partículas necesarias para crear el fenómeno luminoso al interactuar con su masiva magnetosfera.
Este descubrimiento no solo redefine los límites entre planetas y «enanas marrones» (objetos subestelares que no llegan a ser estrellas), sino que también inaugura una nueva era para la detección de exoplanetas. La capacidad de identificar estos mundos por sus firmas de radio, en lugar de por la luz de una estrella, podría revolucionar la búsqueda de planetas más allá de nuestro sistema solar, especialmente aquellos que flotan libres en la inmensidad del cosmos.
Origen: https://es.wired.com/articulos/este-planeta-errante-parece-tener-auroras-como-es-posible-sin-una-estrella